Valencia es una tierra de delincuentes, lo cual es malo para los valencianos, pero bueno para los periodistas. Si existe un epicentro de dicha delincuencia, está en el barrio de la Amistad; justo en esa barriada, en un patio interior que forman un grupo de fincas entre las calles Yecla, Santos Justo y Pastor y República Argentina, se ubica “El Corralón”. Allí sus residentes han creado un gueto cuya fama lleva al resto de la población a asustarse con solo escuchar el nombre.
Imaginad
bloques de viviendas marginales cuyos residentes son de etnia
gitana o inmigrantes; imaginad también un patio común que
alberga a una gran variedad de vehículos destartalados, un sinfín de
toxicómanos y basura en cualquiera de sus rincones. En este
ambiente de desolación e insalubridad, las familias se ganan la
vida como pueden; esto es, con el robo, la prostitución, el
tráfico de drogas y la venta de armas.
Entrar a solas en “El Corralón” sería una temeridad, por lo que para este viaje a las miserias de la capital del Turia he conseguido la aprobación y compañía de Aloy, un respetado líder corralero y cantante de rap. En seguida me embarga la sensación de haberme adentrado en un territorio detenido en el tiempo, como si hubiera cruzado una frontera hacia un país en vías de desarrollo. No estamos solos, una multitud encabezada por su guardia pretoriana -el Wally, el Pajarito, el Cacahué y el Huevo- nos rodea expectante. A lo lejos, un grupo de rumanos deja de cambiar una rueda para observarme intimidatoriamente, mientras que en lo alto, escondidas detrás de las sábanas tendidas, algunas miradas furtivas se clavan también sobre mí.
Canción El Corralón interpretada por Aloy
Fuente: Cuenta YouTube de Aloy
No
hay más que rastrear la hemeroteca para descubrir que en “El
Corralón” asoma la tragedia de vez en cuando y, casi siempre, por
disputas entre sus habitantes. Sin embargo, Aloy recalca que, a pesar
de estos incidentes y de la presencia de diferentes clanes
antagónicos, «es impresionante cómo las personas convivimos en
paz y colaboramos unas con otras». Resulta complicado sonsacarle
más de dos frases seguidas, pues, cada poco rato, su hijo de cinco
años interrumpe la entrevista con un beso, un abrazo o tirándole
insistentemente del pantalón.
«Si quieren atracar, atracan; si quieren dar palizas, las dan; si quieren violar... No tienen inconveniente en hacer lo que el cuerpo y su puta cabeza les pide en cada momento»
Ya
fuera, decido irme a tomar una cerveza a un bar cercano. Sus
parroquianos me comentan que están hartos de las continuas peleas,
de las ruidosas fiestas y de los destrozos vandálicos. El camarero,
que hasta entonces ha guardado silencio, habla del particular modus
operandi de los pandilleros del corralón: «si quieren atracar,
atracan; si quieren dar palizas, las dan; si quieren violar... No
tienen inconveniente en hacer lo que el cuerpo y su puta cabeza les
pide en cada momento». De repente, se calla y sube el volumen a una
vieja televisión amarilla. El telediario abre con una información
de última hora: la detención por prevaricación del delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana [Serafín Castellano]. No es una
noticia que nos sorprenda especialmente a ninguno de los presentes; y
es que conviene recordar que Valencia es una tierra de delincuentes.
Yo HE vivido en la C/yecla durante más de 15 años esto fue hasta el 1979 cuando empezaban ha adjudicar viviendas de ednia gitana(comvivimos unos 6/7 años,personas maravillosas sin tener ningún problema de convivencia jugábamos todos juntos,en veramo nos juntábamos un el pordillo de la acera uff por lo menos eramos 20/25 y que risas contando historias,siendo realmente amigos/as payos y gitamosde hecho una de MIS menores amigas era Gloria era gitana (me siento mal calificando ha las personas por raza) yo JAMAS HE mirado las razas,si no a las personas,la verdad que me da un golpe muy fuerte ha mi memoria,de leer como se ha convertido el bario..uf anda que hemos jugado en los corralones,ha bia uno en la finca de la derecha y otro en la izquierda,hasta inclusive para cenar en bocadillos quedábamos en el corralón...que tiempos más buenos..
ResponderEliminarY que pena me da que sea un barrio como lo habéis descrito